Santa Marta de Betania fue hermana de Lázaro y María, nació en Betania, un pueblecito cercano a Jerusalén.
El Señor junto a sus discípulos se trasladó a Judea, en el sur. A 4 kilómetros de Jerusalén, había un pueblecito tranquilo. Jesús se hospedó en la casa de Marta, María y Lázaro. Allí siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara.
Un día Jesús llegó a Betania con sus 12 apóstoles y las santas mujeres. Marta corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros. Jesús nunca descansaba en dar generosas y sabias instrucciones a sus discípulos. Y eso hizo en casa de Marta. Todos estaban muy atentos a tan ricas enseñanzas como por ejemplo, María, la hermana de Marta.
De pronto Marta para su trabajo y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: «Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?».
El Señor le responde: «Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada».
Marta fue humilde y aprendió. Y se sentó a escuchar las enseñanzas de Jesús. Aprendió que lo que más vale es la salvación de su alma, y que su primer objetivo no tiene que ser tapado con el trabajo, ni con nada.
