El viernes 12 de diciembre se realizó la Misa de Envío de los Octavos Básicos 2025, pero no fue solo el cierre formal de una etapa escolar, sino un hito de paso cargado de simbolismo, en el que los estudiantes dejaron atrás la enseñanza básica para abrazar con madurez los nuevos desafíos de la educación media. El momento de mayor recogimiento y emoción se vivió al recordar a Martín Oelckers, cuya partida en enero de este año marcó profundamente a toda la comunidad educativa. En un acto de amor puro y lealtad, los estudiantes del Octavo B quisieron que su compañero estuviera presente en este hito e hicieron entrega de un cuadro conmemorativo al padre de Martín, Sr. Jorge Oelckers, un homenaje póstumo que simboliza que su lugar en la generación permanece indeleble. Este gesto transformó el dolor de la ausencia en un testimonio de unidad, recordándonos a todos que los vínculos forjados en el colegio trascienden el tiempo y que Martín está en los corazones cada uno de sus amigos. Con esta bendición de envío, los jóvenes inician ahora un nuevo ciclo, llevando consigo no solo el conocimiento académico, sino también la valiosa lección de humanidad que este año les ha dejado: que la verdadera formación se construye con el corazón y se sostiene en la memoria de quienes siempre formarán parte de su historia.
