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Jueves Santo – 2020

En jueves Santo se conmemora la institución de La Eucaristía como el regalo de amor, también se conmemora la institución de uno de los Sacramentos de entrega y abandono total al Señor: el Sacramento de La Orden Sacerdotal y La Vida de Servicio a los demás.

Con la celebración del jueves Santo no solo se abre el Triduo Pascual. En este día nuestra Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena, pero a la vez con las Palabras mismas de Jesucristo “Hagan esto en conmemoración mía”, festejamos a todos los valientes que dijeron sí, un sí de corazón como el de María a vivir una vida consagrada a Jesús.

Para vivir este momento necesitamos: La mesa del comedor con un mantel: uva, pan y algún jugo rojo (que reemplace el vino). Recipiente con agua y una toalla.

Al iniciar la actividad se lee la siguiente lectura:

Juan 13:3-8

Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.  Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida.  Entonces llegó a Simón Pedro. Este le dijo: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?  Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después.  Pedro le contestó: ¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo.

Antes de participar de esta actividad dejémonos limpiar por Dios. Nos lavamos las manos uno por uno.

Después del lavado de manos se lee el siguiente texto:

Mt. 26, 17-28

El día jueves por la tarde, Jesús quiso tener una cena de despedida con sus amigos más cercanos. Él sabía que sus enemigos estaban siguiendo sus pasos porque habían decidido darle muerte en una cruz y quería despedirse con una comida de sus amigos. Como no tenía casa en esta ciudad, Jesús pidió prestada una sala grande donde reunirse con ellos en privado.

Fue una comida muy especial. Antes de sentarse a la mesa, Jesús tomó un lavatorio con agua, una toalla y aunque él era el jefe, se arrodilló delante de sus doce amigos y les lavó los pies que estaban sucios luego de haber caminado todo el día.

Luego de este gesto de cariño y preocupación por sus amigos se sentaron a la mesa. En un momento Jesús hizo otro gesto muy especial. Tomó un pan, dio gracias a Dios por él y lo partió para compartirlo entre todos. Lo mismo hizo con una copa de vino: dio gracias a su Padre Dios por el vino y luego se la dio a sus discípulos. Todos comieron y bebieron del mismo pan y del mismo vino.

Al repartir el pan Jesús dijo unas palabras muy misteriosas que ni sus amigos entendieron muy bien ese día “Este es mi cuerpo que será entregado por ustedes”.  Y cuando repartió el vino dijo: “Esta es mi sangre que será derramada para salvarlos”.

Palabra de Dios.

Es un momento muy solemne de la Misa porque después de este gesto y de estas palabras del sacerdote, ese pedazo de pan y esa copa de vino se convierten en el cuerpo y en la sangre de Jesús.

La madre o el padre reparte un trozo de pan, unos granos de uva y el jugo, antes de que la coman, se reza un Padre Nuestro y un ave María.