Noticias

Francisca Vargas: Karateka de Exportación

Francisca Vargas está en cuarto medio. Ha sido una entrevistada esquiva. Cuando intenté entrevistarla por primera vez, se encontraba en Ecuador. Luego en Brasil, compitiendo en los dos países.

Hoy la tengo frente a mí, con su uniforme de colegio y el polerón de su curso. Me mira confiada y comienza su relato, esa historia de niña inquieta que probó todos los deportes del colegio, hasta que llegó a Karate, como si el destino hubiese sabido que esa disciplina estaba hecha para ella.

Cuéntanos cómo ha sido tu historia en el Karate.

Partí haciendo deporte en el Colegio. Empecé en primero básico, con atletismo. De hecho partí con un profe que ya no está, el tío Alfredo. Estuve como seis años entrenando con él.

Participé en varios deportes: gimnasia rítmica, gimnasia artística y no recuerdo si estuve en algo más. En el año en que recién se integró el ACLE de Karate, yo le pedí permiso a mi papá para inscribirme, porque a mí siempre me gustó el Karate. Incluso había un Dojo al frente de mi casa pero mi papá nunca me dejó inscribirme porque no sabía de quién era, no sabía acerca del estilo y no conocía al Sensei. Entonces cuando hubo ACLE de Karate en el Colegio, mi papá me dejó participar.

Empecé las clases con el tío Tito y con Patricio Iturra, con él estuve casi seis años. Yo estaba en quinto, creo. Seguí entrenando con Patricio, de hecho él tenía un Dojo en el «Entrete» y cuando se acababan las clases acá en verano, yo seguía entrenando con él.

Así le fui agarrando el gusto y comencé a entrenar todos los días. Seguí entrenando con él. Después dejé de entrenar en el colegio porque él hacía clases (en el colegio) y el nivel de acá no era el mismo que había en su Dojo. Luego Pato cerró su Dojo y yo seguí entrenando con el profesor de él, de Patricio Iturra, en el Dojo central de la Ken shin kan. El Sensei de Patricio se llama Eduardo Godoy y es octavo dan.

Hace poco me cambié, como hace dos años, a una escuela que se llama Kenshokan y ahí estoy actualmente. El año pasado saqué primer lugar en el nacional, en la categoría de 16-17 años y con eso logré quedar primera en el ranking nacional. En abril fui al Sudamericano, que fue en Guayaquil, Ecuador, donde logré el segundo lugar. Hice cuatro combates y perdí la final con Brasil. También soy por sexto año, campeona regional.

Ahora hace poco estuve en Brasil, en Río de Janeiro y logré pasar tres rondas y perdí contra México. Ahora estoy número 48 del ranking mundial.

¿A estas competencias van más colegios?

Se compite por asociaciones generalmente. Hay clubes y asociaciones. Entonces el Colegio generalmente no participa en estas actividades. El profesor, que es Pato Iturra, es árbitro y no hay otra persona que pueda dirigir las peleas. Entonces el Colegio no compite. Si sé que a veces hacen torneos acá, una vez al año, hacen la copa Madre Paulina. Eso si, hay alumnos del Colegio que hacen Karate conmigo en otro Dojo y que participan de los torneos.

¿Ser mujer no ha sido un tema para competir?

Nunca ha sido tema porque nos dividen por categorías: hombres, mujeres y luego separaciones por edad. Las categorías oficiales comienzan desde 13-14 años.

¿En qué categoría estás ahora?

Under 21, que es de 18 a 20 años y también compito en adultos. También se divide por peso, entonces yo estoy en «menos de 61 kg». Ahora en el Regional saqué primer lugar en la «under 21» y en la adulta. Ahora me queda el Nacional que va a ser el 16 de diciembre en Santiago.

¿Cómo lo haces para cumplir con el Colegio?

O sea, igual es complicado. Yo ahora entreno de lunes a sábado y muchas veces (la mayoría) yo no llego a mi casa en la tarde. Salgo del Colegio, hago hora -porque entre ir y volver a la casa a la casa prefiero esperar- luego a entrenar. Salgo de entrenar y llego a las 22 horas a mi casa. Y lo que me demoro en ordenar mis cosas y estudiar se me va el tiempo. Pero ahora este último año igual tengo evaluación diferenciada. Me ayudan con las fechas de las pruebas. Es complicado, sí. Uno vuelve, viaja, vuelve y se te acumulan todas las pruebas y los trabajos. Este año me han ayudado mucho más que el año pasado.

Tal vez por tus resultados.

Sí, puede ser por eso.

¿Te apoyan tus compañeros de curso?

Sí, mis compañeros son siempre los primeros en saber todo, mis noticias y resultados. Yo no soy mucho de andar contando sobre mis resultados, pero mis compañeros me apoyan. Mi curso es bien flojo, pero me apoyan.

¿Qué mensaje le darías a tus compañeros y compañeras?

La verdad es que ayuda mucho (hacer deporte). Puede quitar tiempo igual, pero es un momento parte, que tienes tú solo. Por lo menos yo lo veo así, me siento bien haciendo deporte. Estoy entrenando y se me olvida todo el resto. Soy feliz ahí. Es como un anti estrés.

En el Karate tú compites contra otra persona, pero tiene algo de trabajo personal, de introspección.

Sí. Es que hay mucho trabajo detrás. De hecho, existen muchas reglas al momento de competir para cuidar a la otra persona y no lastimarla ni lesionarla. Existen reglas para todo. En el Karate hay dos partes: existe el Karate tradicional y también está el deportivo. Un buen karateka no puede ser bueno si no tiene la base tradicional, la técnica. Eso creo yo. Yo creo que mi base es muy buena, por mis primeros años de trabajo acá en el colegio con Patricio Iturra, un Sensei genial.

¿Y esa base traspasa tu vida y tu forma de ser, o no?

Yo creo que eso pasa en todos los deportes. A mí me ha ayudado, porque los Sensei siempre me repetían que el Karate no es para pelear, es para defenderse. Y eso se puede aplicar en todas las cosas, no solo en el hecho de pelear, sino que en la vida.

Francisca demuestra con simpatía, claridad y por sobre todo muy segura que en la vida uno puede conseguir lo que se proponga si es que existe voluntad y trabajo.